En BTC Sugar Dating, aprendí a “salir racionalmente” del amor

El amor se vende como un cuento de hadas eterno, pero ¿la realidad? Heridas y aferrarse a algo que ya caducó. Soy Jay, 35, soltero, ingeniero de tecnología, y la palabra “para siempre” solo me hace reír con sarcasmo. Luego descubrí BTC Sugar Dating, y eso cambió mi forma de ver las relaciones. La verdadera libertad no es aferrarse, es saber cuándo irse limpiamente.
 
Al principio, dudaba de BTC Sugar Dating. ¿Pagar con Bitcoin por tiempo? Sonaba a transacción fría. Pero tras un par de intentos, vi que es más limpio que las citas clásicas. Sin promesas vagas, sin “te amo” falsos. Pagas BTC, obtienes su tiempo, todos saben las reglas.
 
Mi primer match fue Wendy, 30, ilustradora freelance, fría pero con un humor afilado. Su perfil era directo: “Ofrezco compañía, tú respeto, BTC lo arregla. No esperes eternidad.” Esa honestidad me impactó, pero me dio calma. Nos encontramos en un bar de jazz, luces tenues, ella con un whisky. Dijo: “Me gusta esta plataforma, nadie me obliga a prometer nada.” Hablamos de música, películas, el estrés de mi trabajo—escuchó de verdad, y sus comentarios daban en el clavo.
 
En la segunda cita, pregunté: “¿No es esto un poco… poco romántico?” Alzó una ceja: “¿Romántico? Eso es solo expectativas disfrazadas. El verdadero romanticismo es saber que esto acaba y aun así estar presente al cien.” Sus palabras destrozaron mis ilusiones. Siempre busqué un “final feliz”, olvidando el ahora.
 
La tercera vez, me llevó a un mercado nocturno, comimos tofu apestoso, compartimos sueños de infancia. Éramos amigos, amantes, pero no del todo. Tras cada cita, enviaba BTC—segundos, listo, limpio. Sin adivinanzas, sin deudas.
 
En la quinta cita, empecé a sentir algo, quise más. Ella dijo que no: “Dijimos cinco veces. Más sería el lío que odias.” Tenía razón. Mis relaciones pasadas se hundieron porque no solté. Esta vez, respeté su límite, envié el último BTC y dije: “Gracias.”
 
BTC Sugar Dating me enseñó a “salir racionalmente”. El amor no es un abismo. La libertad es saber cuándo entrar y cuándo salir. Esta plataforma mostró que las relaciones pueden ser cortas pero reales, y el final no es fracaso, es cierre. Quizás las mejores relaciones no son las eternas, sino las que saben cuándo decir adiós.