Cada vez que se menciona “relación Sugar”, la gente pone cara de asco, como si fuera un trato cutre donde vendes sentimientos por dinero. ¡Qué idea tan anticuada! En BTC Sugar Dating (https://m.btcsugardating.com/#/?invitorCode=188), encontré una seguridad que nunca había sentido—no por palabras bonitas, sino por la transparencia del Bitcoin y reglas claras. ¿Quién dice que una relación con dinero es barata? Para mí, el BTC no es una marca de vergüenza, es mi columna vertebral, mi manera de controlar mi vida.
Antes creía que el amor debía ser puro, sin condiciones materiales. ¿El resultado? Corazones rotos una y otra vez, un “no somos el uno para el otro” y un vacío dentro. Harta, me uní a BTC Sugar Dating, esperando una transacción fría. Mi primer match fue Diego, cuarenta y tantos, ejecutivo tecnológico, parecía el típico “tipo rico”. Estaba en guardia, pensando que solo quería diversión rápida. Pero en nuestro primer encuentro no impuso condiciones, solo preguntó: “¿Qué tipo de relación quieres?” Me quedé pasmada—nadie me había preguntado eso. Balbuceé: “Algo simple, respetuoso, sin perder tiempo.” Asintió, envió una transferencia de Bitcoin y dijo: “Esto es mi compromiso.”
Esa franqueza me sorprendió, pero me calmó. Cada transacción de Bitcoin queda en la blockchain—transparente, sin trampas. Quedar con Diego era fácil: cenas, paseos, charlas sobre trabajo y vida. Nunca intentó controlarme con dinero ni darme promesas vacías. Antes de cada transferencia, chequeaba mi horario, como respetando mi tiempo. Me di cuenta de que esta relación “con precio” no era barata—era más honesta que los “te amo” que se desvanecen rápido.
Luego conocí a Javier, cincuentón, exitoso pero agotado. Dijo que ya no creía en el amor, solo quería alguien con quien hablar. Al enviar Bitcoin, bromeaba: “Tu tarifa de escucha.” Reí: “¡Pues paga bien, que soy una gran oyente!”