Éramos como espejos el uno del otro—eso pensé cuando lo conocí en BTC Sugar Dating (https://m.btcsugardating.com/#/?invitorCode=188). Se llamaba Diego, cuarentón, ejecutivo tecnológico, tranquilo, racional, pero sus ojos tenían un destello de soledad que me resultaba familiar. Nuestras heridas, nuestras historias, eran tan parecidas que parecía que vivíamos en universos paralelos. Este lazo breve no fue solo un trato—fue un momento de sanación que me mostró otra versión de mí.
Me uní a BTC Sugar Dating para sobrevivir. El alquiler en la ciudad es un monstruo, los sueños son como estrellas inalcanzables. Pensé que la plataforma era solo para tratos limpios—mi tiempo por sus Bitcoins, sin líos. La primera cita fue en un bar tranquilo del centro. Diego, con un blazer elegante, tomaba whisky y preguntó: “¿Por qué estás aquí?” Me encogí de hombros: “La vida aprieta, quiero un poco de libertad.” Sonrió: “Igual yo, la vida me trajo.” Eso abrió una puerta que no esperaba.
En la segunda cita, habló de su infancia. Su padre, adicto al trabajo, siempre ausente; su madre, ocupada en eventos sociales, lo dejaba solo en una casa vacía. Mi corazón dio un vuelco—mi infancia. Mis padres peleando, yo escondida en mi cuarto, aprendiendo a guardar emociones. Solté: “Lo sé, ese vacío, como si a la casa le faltara algo que no puedes nombrar.” Me miró: “¿Cómo lo sabes?” Su transferencia de Bitcoin traía una nota: “Para la que me entiende.”
La tercera vez, hablamos de amores fallidos. Conté cómo amé con todo, di todo, y me traicionaron. Asintió, dijo que su matrimonio debía ser un refugio, pero fue vacío. “Ya no creo en promesas, solo en lo que veo, como el Bitcoin.” Reí, pero dolió. Nuestras heridas tan iguales, como si hubiéramos caminado el mismo sendero en mundos distintos. Cada transferencia venía con un mensaje, como “Para la que entiende”, y parecía menos un trato, más una conexión.
En la cuarta cita, vimos un atardecer junto al río. Preguntó de repente: “Si volvieras a tu infancia, ¿qué cambiarías?” Dije: “Le diría a esa niña que no tema la soledad, te hace más fuerte.” Se quedó callado, luego dijo que le diría a su yo joven que no persiga tanto el amor. Bajo el atardecer, dos almas heridas se consolaban, cuidando no cruzar líneas. El Bitcoin era claro, pero nuestras charlas desdibujaban los bordes del trato.
Quinta y última vez. Se iba al extranjero, nuevo proyecto. Sin despedidas, solo café y silencio. Su última transferencia: “Para nosotros en universos paralelos.” Se me aguaron los ojos. Este lazo corto fue un espejo, mostró mi dolor, pero también mi fuerza. Diego y yo nos sanamos un poco, aunque fuera fugaz.
BTC Sugar Dating (https://m.btcsugardating.com/#/?invitorCode=188) es más de lo que pensé. No solo es dinero—es un lugar para verte claro. Si llevas heridas, prueba. Tal vez encuentres al “tú de un universo paralelo” y halles un calor inesperado.
