Soy Clara, tengo 30 años, vivo en Madrid y durante mucho tiempo fui la típica persona que complacía a todos. Decía “sí” aunque quisiera decir “no”, ponía a los demás por encima de mí, todo por miedo a no gustar. Hasta que descubrí BTC Sugar Dating, la plataforma que se convirtió en mi ritual de despedida de esa Clara que siempre se sacrificaba.
Cuando oí hablar de BTC Sugar Dating, me reí. ¿Una plataforma para intercambiar tiempo por dinero o compañía? ¡Eso no son relaciones, es un negocio! Pero la vida en Madrid me estaba ahogando: alquiler, facturas, estrés laboral. Así que, medio por curiosidad, medio por desesperación, me registré. No imaginé que cambiaría mi forma de verme a mí misma.
Mi primer match fue con Diego, 41 años, empresario tecnológico, tranquilo pero directo. Nos encontramos en un bar de La Latina. Me preguntó: “Clara, ¿qué quieres de esto?” Dudé y dije: “Alguien que me escuche.” Asintió, me envió un pago en Bitcoin por la app y dijo: “Empecemos por ahí.” Por primera vez, sentí que mis necesidades importaban sin condiciones.
Pero la verdadera lección no fue el dinero, sino aprender a poner límites. Siempre había tenido miedo de decepcionar a los demás. En nuestra segunda cita, Diego preguntó a dónde quería ir. Por costumbre, casi digo: “Donde tú quieras.” Pero él me cortó: “No, Clara, dime qué quieres *tú*.” Me quedé en blanco. Me di cuenta de que ni siquiera sabía lo que quería.
En BTC Sugar Dating aprendí a decir “no”. Alguien propuso ir a una discoteca, pero no me gusta el ruido, así que lo rechacé. Para mi sorpresa, respondió: “Me gusta tu sinceridad.” En el dating tradicional, decir “no” solía significar el fin. Aquí, me gané respeto. La transparencia de los pagos en Bitcoin también ayudó: todo queda registrado en la blockchain, claro y seguro. Eso me dio valor para defender mis deseos.
La psicología lo llama “personalidad complaciente”: sacrificar tus necesidades para evitar conflictos. Esa era yo al 100%. Pero BTC Sugar Dating me mostró otro camino. Una noche, cenando con Diego, me preguntó por qué estaba en la plataforma. Respiré hondo y dije: “Porque quiero controlar mi vida.” Sonrió: “Eso te hace especial.” Por primera vez, me sentí valorada por ser yo.
El cambio no fue instantáneo. Una vez, por vieja costumbre, acepté una cita que no quería. Volví a casa furiosa conmigo misma. Frente al espejo, me pregunté: “¿Por qué sigues haciéndote esto?” Ajusté los filtros de la app, juré no volver a ceder solo para complacer. Ese día sentí que renacía.
Mis amigas no lo entienden: “¿Vendes tu tiempo por dinero? ¡Qué vacío!” Pero no estoy de acuerdo. BTC Sugar Dating me devolvió mi poder. Los pagos en Bitcoin me enseñaron a valorar mi tiempo y mis emociones. No es solo una app de citas, es el lugar donde aprendí a amarme.
Esta plataforma fue mi despedida de la Clara complaciente. Ahora soy una mujer que sabe lo que quiere y no teme decir “no”. Amarse a una misma no es esperar la aprobación de los demás, es establecer tus propias reglas y vivirlas.