Jamás pensé que una cita me haría llorar como niño. Soy Carlos, 35 años, analista financiero en Madrid. Mi vida es una carrera sin fin, el amor un lujo que no me permito. Soltero desde hace años, un amigo me habló de BTC Sugar Dating, un lugar para “compañía sin complicaciones”. Me inscribí sin fe, pensando que solo pagaría con Bitcoin por charlar un rato. Pero una cita de “solo la verdad” con Laura lo cambió todo.
Coincidimos en BTC Sugar Dating y quedamos en un bar tranquilo en Chueca. Laura, 28 años, fotógrafa freelance, parecía reservada pero su sonrisa era cálida. Propuso un juego: “Esta noche, solo la verdad. Cada pregunta, respuesta honesta, o terminamos.” Me reí, parecía un reto divertido. Pagar con Bitcoin fue fácil, todo registrado en la blockchain—transparente, justo, sin dudas.
Su primera pregunta: “¿Por qué llevas tanto tiempo solo?” Me quedé helado, luego solté: “Tengo miedo al rechazo, nunca me siento suficiente.” Decirlo dolió, nunca se lo había confesado a nadie. Laura no se burló, solo me miró y dijo: “Estoy sola porque temo que el amor me atrape.” Sus ojos escondían un dolor. El ambiente se volvió denso, pero me sentí seguro.
Mi turno: “¿Qué es lo que más temes?” Se quedó callada un rato, luego susurró: “Morir sola, olvidada por todos.” Sus palabras me golpearon. Pensé en las noches en la oficina, el piso vacío, la soledad que me asfixia. “Temo no encontrar nunca a alguien que me entienda,” admití. Nos miramos, los ojos brillando.
La noche avanzó, el jazz suavizaba todo. Me preguntó por mi mayor arrepentimiento. Hablé de mi padre, a quien no le dije “te quiero” antes de que muriera. Laura, con lágrimas, confesó que no pudo despedirse de su madre. Dejamos las preguntas, solo nos quedamos allí, llorando en silencio. La transacción de Bitcoin estaba en mi móvil, pero el dinero no importaba.
Ni romance, ni negocio. Solo verdad cruda. Al irnos, Laura susurró: “Gracias por dejarme ser yo esta noche.” Respondí: “Gracias por hacerme sentir humano.” Pensé que BTC Sugar Dating era solo comprar tiempo, pero esa noche hallé algo que no se compra. La vida tal vez es encontrar un pedazo de ti en la verdad de un extraño y seguir adelante con tus heridas.